Felix The Reaper

¡Atención! Tienes ante ti un juego con un estilo inétido: una comedia romántica con rompecabezas, bailes y asesinatos. Félix te guía a través de un viaje encantador con un oscuro sentido del humor. Deberás organizar las muertes de los condenados por el Ministerio de la Muerte, mientras te pegas unos bailes y sin tocar nunca la luz. Pero, cuidado, no será nada fácil.

Félix es funcionario del Ministerio de la Muerte. Su trabajo: recolectar almas. Problema: Félix es también un romántico. Prefiere bailar y hacer que los humanos estiren la pata con cierto garbo. Enamorado de Betty, una joven que trabaja para el Ministerio de la Vida, se embarca en un ballet morboso, con la esperanza de reunirse con su amada en medio de un homicidio más o menos voluntario.

Así que sí, Félix tiene mucho trabajo por delante. Con su casco firmemente anclado en la cabeza y sus devastadores movimientos de cadera, tendrá que pasar la mayor parte del tiempo ejecutando sus pasos de baile para "condenar" a unos humanos muy (demasiado) torpes. ¡El pan de cada día!

Desarrollado por el estudio danés Kong Orange, Felix The Reaper es un juego de tipo "puzzle-game" en 3D en el que avanzas casilla a casilla en un tablero suspendido en el aire. Aquí, depende de ti ayudar a Félix a abrirse paso y a contonearse hasta su objetivo.

El principio es muy sencillo: tienes que organizar EL encuentro sangriento entre un ser vivo y la causa de su muerte.

El único requisito es permanecer oculto en las sombras creadas por la alineación del escenario y el sol, que puedes controlar a tu antojo. Si no lo haces, perderás puntos y tu jefe se mofará de ti.

Felix The Reaper es un juego de pura reflexión divertidísimo (¡sí, eso es posible!). Cabe destacar el humor desmesurado del Patrón, interpretado por Patrick Stewart, que es experto en monólogos desternillantes. Quien dice "baile", obviamente dice "banda sonora".

Y aquí, de nuevo, Félix nos ha deleitado con una selección ecléctica de ritmos embriagadores, todos ellos producidos por artistas independientes de la escena danesa. ¡Que siga la música!

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